Mi compañero de piso es un borracho. Ya sé que en otra entrada me detendré con más calma en la fauna que me rodea (no, los erizos no cuentan), pero este es un detalle importante. y diría que sus amigos también, por lo menos el que he tenido la ocasión de conocer.
Al menos un par de veces se ha pasado por casa. Por lo que sé, estudia literatura inglesa (ah, estos eternos estudiantes) y al parecer es muy buen escritor (esto me lo han contado; con mi nivel de alemán tendré que creermelo, porque de momento soy capaz de confundir la etiqueta del champú con un fragmento de
Fausto). Pero el problema es que se descontrola cuando bebe. Primero tuve que torearlo mientrás limpiabamos la cocina Podéis imaginar la clase de limpieza que puede perpetrar alguién con un par de litros de vino peleón en el cuerpo. Y mientras arrasaba con todo, me daba lecciones, en inglés, sobre lo importante que es la limpieza para los alemanes. En ese momento ya me empezaba a sentir incómodo, pero decidí quedarme, para poder escucharles hablar alemán. En un momento dado el personaje decidió hacerme la pregunta clave, y un tanto cansina:
-¿Te ha influido mucho Franco?
Mi compañero de piso en ese momento comenzo a mostrarse incomodo también, mientrás su amigo se enzarzaba en un confuso discurso sobre racistas, nazis, gente alzando el brazo delante de
"esa cruz gigante que teneis en España". Al cuarto de hora tuvimos que echarlo, no sin que antes pasará por el baño, con bastante mala puntería.
Viene todo esto a cuento, no sólo de que cada día aguante menos el alcohol y los borrachos, sino también por la pesadez de que después de 30 años sigan preguntando por el personaje en cuestión. Cada vez que el New York Times o cualquier otro periódico extranjero hablan de España, siempre acaban haciendo la mención obligatoria a Franco. Puede que sea por delicadeza, o por estar hartos de esto, pero no recuerdo que ningún periódico español cite a Salazar cada vez que habla de Portugal, o a Stroessner cada vez que habla de Paraguay.
A veces no hay como irse lejos para sentir el peso de la Historia en la nuca.
2 comentarios:
Me encanta como escribes, Pablo. Pero hay una cosa que me ha sorprendido... ¿que cada vez aguntas menos el alcohol? ¿tú que te has codeado con Perry Mason?
Si es que os habeis creado un mito en torno a mis capacidades alcohólicas. Que sepas que casi no resucito de la resaca de la última vez que salí con vosotros (y eso que bebí tanto como Tutxy).
Lo mejor de todo es que hoy ha vuelto el personajillo a casa y he logrado escabullirme (y llevarme una copa de vino a la habitación).
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