Llevamos un par de días bastante perruzos en el curro. Una vez terminada la maqueta del proyecto (en plexiglás, y con una motosierra muerta por el camino), me han pedido que remate otra, la de la futura casa de mi jefe.
En el taller he puesto la radio, y tras escuchar un rato una emisora de ópera, he estado buscando un poco de rock. He localizado una en la ponían música 60 (los Bee Gees en su época psicodélica para más señas). Al rato me he dado cuenta de que había algo raro en la locución. No hablaban en alemán, sino en inglés, con un acento americano bastante cerrado. Al escuchar una cortinilla me he dado cuenta de lo que estaba escuchando: la AFN, la emisora del ejercito norteamericano. Que, por cierto, tiene una selección musical estupenda, aunque hay cosas que no me terminan de cuadrar:
(¿Qué pensará Malcolm Mclaren de esto?)
Tras unas noticias digamos un tanto peculiares (incluyendo entre los titulares el procesamiento de tres mecanicos por el accidente de Barajas y los habituales estamos machacando a los talibanes en Afganistán y a los insurgentes en Iraq, bla, bla) ha empezado un programa de opinión política. Al principio no he prestado mucha atención, pero la agresividad y el tono de cabreo del presentador me han obligado. Y el insistente mensaje de que Obama nos va a llevar al comunismo, y las permanentes alusiones a Joe el Fontanero (que va camino de convertirse en la versión yanqui de la niña de Rajoy) me han empezado a mosquear. Y entonces una cortinilla ha anunciado el nombre del interfecto: Rush Limbaugh.
Coño, me he tirado casi una hora escuchando al equivalente USAmericano de Jiménez Losantos.
Y yo con estos pelos
Lo único que no falla nunca
Hace 11 años
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