domingo, 21 de diciembre de 2008

El acordeonista de la Königstrasse


El acordeonista de la Königstrasse toca Piazzola. Se desgañita intentando hacer su propia versión de Libertango. Cuando llegué a Stuttgart perpetraba una versión infame de Adiós Nonino. El primer día me hizo ilusión, una melodía tan familiar en un entorno hostil. La segunda vez me detuve a escuchar, y comprobé el destrozo con mis propios oídos. Voluntad no le faltaba, y alabo el riesgo de atreverse con una pieza tan dificil. Luego cambió el repertorio. O puede que fuese otro acordeonista, el que en la misma Königstrasse interpreta, con más éxito, la Quinta de Beethoven o algo de Vivaldi. A fin de cuentas un acordeón no es un instrumento exótico en estas tierras, no es como el cajón rumbero que tocaba un trio allá por otoño, o como el inefable conjunto folclórico andino.

El acordeonista de la Königstrasse toca Piazzola...

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